
Se llama Andrej Ciesielski, nació en Munich y es aficionado a escalar hasta lo más alto de los edificios. Este joven alemán de 18 años publica en su cuenta de YouTube sus hazañas más arriesgadas, entre las que pueden encontrarse ascensos a edificios chinos de más de 330 metros o recorridos por los tejados españoles de la Costa del Sol. La última de ellas ha tenido lugar en Egipto, donde el adolescente ha trepado hasta la cima de las pirámides de Giza.
Parece haberse aficionado a esto de coronar edificios y monumentos de gran altura. «Me permite ir más allá del día a día, evadirme y hacer cosas maravillosas que muy poca gente puede hacer», asegura.Tanto en sus perfiles en redes sociales como en su página web va contando sus andanzas en distintos lugares del mundo como Dubai, Hong Kong, Nueva York oMúnich, donde reside. Ciesielski también ha visitado España y se ha fotografiado, por ejemplo, en las azoteas de Benidorm. Para financiar sus viajes vende las fotos que hace y «he firmado algunos contratos con patrocinadores que financian las zapatillas que llevo». Su próximo viaje, adelanta, será a Shanghai.
En el vídeo, grabado por él mismo el pasado 18 de enero, puede verse cómo sube los 146 metros de uno de los monumentos que forman parte de las Siete Maravillas del Mundo. Poco a poco, fijando sus manos a las piedras de más 4.500 años de antigüedad, Ciesielski consigue llegar hasta la cúspide de lapirámide de Keops a plena luz del día. Una vez arriba, el joven emplea un tiempo en grabar las impresionantes vistas que se contemplan desde allí e incluso hace algunas fotos.
“Fue absolutamente surrealista. Estar en la cima de una de las Maravillas del Mundo es algo que nunca olvidaré. Quería experimentar la cultura egipcia y lo he hecho”, sentencia Andrej al diario ‘The Telegraph‘. “Tardé ocho minutos en llegar a arriba y, durante el camino, fui escuchando música”, confirma el alemán que acaparó la atención de turistas y personal de seguridad a los pocos minutos de comenzar su ascenso.
Escalar las pirámides está prohibido en Egipto, tanto por la peligrosidad que entraña como por el daño que se puede causar al monumento, y está penado con cárcel. Sin embargo, Andrej pensó que las fotos “valían la pena” y no hizo caso a las advertencias de los lugareños que le habían aconsejado no llevar a cabo su escalada. Cuando volvió a pisar tierra firme, la Policía le llevó a comisaría. “En un primer momento me querían trasladar a la embajada alemana, pero luego me pusieron en libertad sin más”, dice el chico.
Fuente: http://verne.elpais.com/verne/2016/01/30/articulo/1454158942_792145.html