
Contemplar un cuadro religioso puede reducir la percepción de dolor, según acaba de demostrar la Neurocientífica Katja Wiech, de la Universidad de Oxford (Inglaterra), en un estudio que publica la revista Pain. Para llegar a esa conclusión, Wiech estudió la actividad cerebral de sujetos católicos practicantes y otros ateos o agnósticos mientras contemplaban un cuadro de la Virgen María y el popular retrato de La dama del armiño, de Leonardo da Vinci. Simultáneamente, todos los participantes en el experimento recibían unas molestas descargas eléctricas en la mano izquierda.
Las imágenes obtenidas mediante resonancia magnética funcional mostraron que el icono religioso generaba una alteración en el cerebro de los católicos que reducía la percepción del dolor. En concreto, la respuesta consistía en un aumento de la actividad de la región derecha de la corteza prefrontal, la misma que se pone en marcha cuando se administra un tratamiento placebo. Los ateos profesos, por el contrario, no mostraban alivio ni alteraban su actividad cerebral al contemplar ninguno de los retratos.
El neurocientífico Matthew Lieberman, de la Universidad de California, que ha seguido con interés el estudio, asegura que el siguiente paso es averiguar si las imágenes religiosas consiguieron este efecto simplemente porque llamaban la atención de los católicos o porque les generaban sentimientos «piadosos». «Los fanáticos de los coches conseguirían el mismo alivio con la imagen de un vehículo sólo en el primer caso», asegura Lieberman.
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La estrategia subjetiva ya no funciona más allá del fanatismo ciego pseudo-religioso. Eso lo cree solamente una persona con mentalidad medieval. La iglesia católica logró injerir la mentalidad humana y afectó en grande manera la idiosincrasia, a través del temor y la imposición dogmática de los mitos. Pero ya no estamos en la Edad Media, y lo que queda de la mal llamada «fe católica», se disipa paulatinamente como una nube de polvo. A medida que la humanidad sale del oscurantismo medieval en que lo introdujo el catolicismo, mengua el número de creyentes… Y a medida que merma el número los creyentes, se acaban los cretinos. La iglesia católica fue como una lámpara en la edad media, que no dejará de resplandecer, pero bajo el Sol todo ojo la mirará obsoleta…!!!