HITLER y la IGLESIA católica: La ALIANZA que parece OLVIDADA

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  • 29 marzo, 2019

Antes de la información, aprovechamos la ocasión para presentaros nuestro libro, el cual nos ha costado mucho tiempo de recopilación, trabajo e investigación, donde creemos que una vez termine de leer será usted consciente de la manipulación a la que ha sido expuesto el «Nuevo Testamento» por la religión Católica, y cómo ha eliminado y modificado radicalmente partes de este pues rompe con sus dogmas que nada tienen que ver con las verdaderas enseñanzas de Jesús.

¿Nació Jesús el 25 de diciembre?¿Fue Nazaret el lugar donde lo hizo?¿Era José su Padre realmente?¿Pudo ser su origen de otro mundo?¿Era un hombre normal y para nada divino?¿Tenía hermanos, mujer e hijos?¿Donde está sus descendencia?¿Lo apodaron el «niño asesino» cuando era pequeño?¿Es la religión católica una invención del emperador Constantino?¿Es Jesús una invención para manipular al pueblo?

El equipo de «Un Surco En La Sombra» responde a estas y muchas más incógnitas en un largo estudio que recopila teorías realmente diferentes a todo lo que se ha dicho públicamente de la vida de Jesús a lo largo de la historia. Nos sentimos orgullosos del trabajo realizado y poder dar la oportunidad de ver la otra cara de la moneda.

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Una vez dicho esto le damos las gracias por su tiempo y le mostramos la información que buscaba. Estamos seguros que será de su agrado y le hará que pensar

Hoy hablamos a menudo del nazismo, hay infinidad de filmes, documentales y artículos sobre ello. Aparentemente parece haber una buena información sobre ese tema, aunque en realidad estamos ante otro caso donde abunda la cantidad y escasea la calidad. Hasta tal punto es así que si alguien de aquella época, cualquier alemán y especialmente los dirigentes políticos y económicos de aquel momento, viese lo que se comenta ahora sobre su momento histórico, seguramente no entendiesen que se estaba hablando realmente de lo que allí aconteció. Digo todo esto porque hoy se presenta al nazismo en gran medida descontextualizado, descontextualizado de sus principales promotores e impulsores, social, histórica, económica y religiosamente, cuando todos estos factores tuvieron una importancia capital en su desarrollo y llegada al poder. Especialmente olvidados son dos de estos aspectos que más contribuyeron a que todo esto se pudiese dar, me refiero a las facetas económica y religiosa, cuyos poderes, el económico y el religioso, empujaron y posibilitaron para que el partido nazi dominase Alemania y más tarde Europa.
Sobre el apoyo desde sus orígenes al movimiento nazi por parte del mundo de los negocios y posteriormente en pleno poder, ya elaboré dos artículos que recomiendo su lectura para entender cómo ocurrió este suceso histórico: La influencia del poder económico en el auge del nazismo y Las corporaciones y el fascismo: una vieja alianza.
Sobre la influencia del poder religioso en el progreso del nazismo, enfocado aquí a la ayuda de la Iglesia católica, hablaremos en este artículo.
En la no fácil llegada al poder político por parte del partido nazi en Alemania, tuvo que luchar contra poderosos rivales, uno era tan insalvable que parecía no haber opción. Se trataba de la unión política entre políticos moderados, tanto del partido socialista como del partido católico, que rechazaban cualquier extremismo. Esto hacía inviable que los nazis pudiesen controlar el Parlamento. No obstante, el problema del partido católico parecía tener una solución, y de hecho esto ya había sido resuelto con éxito en otro lugar donde triunfó el fascismo, en Italía. Allí, los fascistas, en confabulación con la jerarquía eclesial, anularon al partido católico, permitiendo la llegada al gobierno de Benito Mussolini. Para ver el proceso que se dio en Italia aconsejo este artículo: La Iglesia católica y el fascismo.
Visto este precedente histórico, Hitler, que era cristiano, a diferencia de Mussolini, buscó un acercamiento a la jerarquía católica. Hasta tal punto cedieron los nazis que prometieron algo que a la Iglesia le había costado mucho conseguir en Alemania, donde sus relaciones siempre habían sido difíciles debido a sus posturas intransigentes en política y religión, esta promesa era la firma de un Concordato.

Hitler prometió que la Iglesia católica tendría una especial posición de privilegio en el Nuevo Reich si el Vaticano usaba su influencia para asegurarle el voto del Partido del Centro [el partido católico]. El Vaticano acordó, y Hitler hizo una promesa adicional de que en la declaración inaugural de su Gobierno haría una declaración pública que efectivizaría el privilegio prometido. (1)

Así, el 23 de marzo de 1933 el partido católico votó en el Reischstag (Parlamento) por Hitler.
Ya en abril, mayo y junio de ese año se llevaban a cabo las negociaciones del Concordato. Tal era el apoyo, que el prelado Kaas, líder del partido católico, en su estancia en Roma durante este proceso de negociación describiría a Hitler como:

…el portador de elevados ideales quien hará todo lo que es necesario para librar la nación de la catástrofe. (1)

Estas declaraciones recordaban a la de los altos dignatarios católicos en favor de Mussolini cuando les salvo de la quiebra y les dio y restauró propiedades y poder. (2)
En este ambiente de concordia entre nazis e Iglesia católica, Hitler diría:

De la manera como vemos en el Cristianismo el firme fundamento de la vida moral, así es nuestro deber cultivar relaciones amistosas con la Santa Sede y desarrollarlas. (1)

El Papado ejerció entonces su poderosa influencia, ordenando a su clero instruir a los católicos sobre el buen camino emprendido por los nazis, convirtiendo a aquellos de dudosas intenciones y carácter violento en un referente al que apoyar y votar. Los resultados electorales mostrarían este cambio ejercido por el poder eclesial en las opiniones de los alemanes, los nazis aumentarían sus votos, su poder y su respetabilidad.
Otro aspecto poco ejemplar y bastante silenciado, es que Hitler hizo un trato con el Vaticano en el que pedía a la Iglesia que no interfiriera ni protestara contra la persecución que ya tenían en marcha los nazis contra los comunistas, los socialistas y los judíos, e incluso contra miembros díscolos de la propia Iglesia. Curiosamente todos ellos eran enemigos tradicionales e históricos de Roma (la jerarquía eclesial), los judíos especialmente también, no fue por ello difícil a los nazis utilizarlos como chivo expiatorio, ya que así habían sido usados durante siglos en el mundo cristiano. Desde los orígenes del cristianismo se persiguió al judaísmo, a pesar, y seguramente por eso, de que Jesús de Nazaret fuese exclusivamente judío y no cristiano. Ver este artículo sobre la figura del nazareno: Jesús de Nazaret: en busca de su realidad social
La Iglesia actuaba en el mundo no de acuerdo a un código moral, sino de acuerdo a un interés por el poder.

La «autoridad» [la Iglesia católica] que reclama ser la autoridad moral del mundo fue prácticamente la única que no profirió una sola palabra en defensa de los perseguidos, o de reproche a los Nazis. Sería bueno recordar que esta fue la misma «autoridad» que le pidió al pueblo español a que desobedeciera a su gobierno[durante la Segunda República], y que inicio una revuelta armada en México llamando a una santa cruzada contra el comunismo. (1)

El partido católico finalmente cedió a las presiones y órdenes del Vaticano para que no fuera un obstáculo al partido nazi, y el 5 de julio de 1933 se llevaba a cabo su disolución. Eugenio Pacelli, que sería el futuro Papa Pio XII y que había sido nuncio apostólico en Alemania, en Baviera, y ahora era Secretario de Estado del Vaticano, decía para calmar los ánimos de los católicos:

A causa de la exclusión de los católicos como un partido político de la vida pública de Alemania, cuánto más necesario es que los católicos, privados de representación política, encuentren en los pactos diplomáticos entre la Santa Sede y el Gobierno Nacional Socialista las garantías que puedan asegurar para ellos, por lo menos, el mantenimiento de su posición en la vida de la nación. Esta necesidad es sentida por la Santa Sede, no solo como un deber hacia sí misma, sino también como una responsabilidad solemne ante los católicos alemanes, para que estos no puedan desaprobar al Vaticano por haberlos abandonado en un momento de crisis. (1)

La postura de la jerarquía católica en Alemania era clara, se abría una nueva era que apoyaron con entusiasmo y gran expectación. El cardenal Faulhaber lo expresaba de este modo:

En la época liberal se proclamó que el individuo tenía el derecho a vivir su propia vida como él escogiera; hoy los dueños del poder [Hitler] invitan a los individuos a subordinarse a los intereses generales. Nos declaramos partidarios de la doctrina y nos regocijamos en el cambio de mentalidad. (1)

El Arzobispo Bamberg también mostraba su firme apoyo de forma pública ante la prensa:

…para que todos «apoyen los esfuerzos del Gobierno Nacional enérgica y sinceramente para realizar la reconstrucción de Alemania y renovar su vida económica y espiritual». (1)

La Iglesia católica con este apoyo al nazismo obtenía privilegios y poderes que antes no había tenido, como imponer decretos en estados alemanes que antes se habían negado a recibir órdenes o a realizar acuerdos con el Vaticano.  La Iglesia había luchado durante siglos para imponer sus decisiones a la Alemania luterana, ahora, con los nazis, conseguía de forma fácil lo que antes no pudo con todo tipo de estrategias políticas y militares. No hay que olvidar que en aquella Alemania solo un tercio eran católicos. A cambio de estos privilegios y de otros, como el deseado control sobre la educación, los obispos católicos prestaban juramento de lealtad al Reich nazi.

El Vaticano había alcanzado ahora los principales objetivos de la Iglesia católica en Alemania: la desaparición de una República, la destrucción de una democracia, la creación del absolutismo, una asociación íntima de Iglesia y Estado, en un país donde más de la mitad de la población era protestante.(1)

La cabeza de la Iglesia en Alemania, el cardenal Bertram, hablaba de la asociación entre el Estado y la Iglesia, sus metas comunes de promover la educación cristiana y llevar a cabo una guerra contra el ateísmo y la inmoralidad. Poniendo en evidencia el mito extendido en nuestros días de que el nazismo es debido supuestamente a los males del ateísmo, bien al contrario.

«El Episcopado de todas las Diócesis alemanas, como es mostrado por sus declaraciones al público, tan gustoso para expresar en cuanto se hiciera posible después del reciente cambio en la situación política a través de las declaraciones de Vuestra Excelencia su sincera disposición para cooperar con su mayor habilidad con el nuevo Gobierno, el cual había proclamado como su meta promover la educación cristiana, emprender una guerra contra el ateísmo y la inmoralidad, fortalecer el espíritu de sacrificio para el bien común y proteger los derechos de la Iglesia. (De una carta de Su Eminencia el cardenal Bertram al Canciller Herr Hitler después de la conclusión del Concordato entre el Vaticano y el Gobierno alemán. Vea Universe, del 18 de agosto de 1933). (1)

Cuando existieron protestas y choques de los civiles alemanes con los nazis, como los ocurridos con los líderes católicos  Schleicher y Strasser, que fueron asesinados, el Vaticano siguió la misma actuación que en la Italia fascista, el silencio.
El Vaticano solo protestó contra el nazismo cuando chocaron sus intereses, algo lógico, ya que ambos eran sistemas totalitarios que querían imponer su voluntad, pero a pesar de eso siguió colaborando y apoyándolo. La jerarquía católica tenía en mente no solo los derechos y privilegios en Alemania, sino la conquista de la Unión Soviética, para destruir al gobierno comunista y especialmente también para dominar y someter a la Iglesia ortodoxa, un enemigo milenario. Para ello necesitaba a los los nazis. Y así ejerció su influencia en los millones de católicos extendidos por toda Europa, y cuanto mayor influencia tenía mayores y más terribles fueron las consecuencias. Ver el caso de Polonia: La invasión de Polonia por la Alemania nazi: un ejemplo de guerra humanitaria.

2 Comments

  • guillermo dice:

    Cuando los principios se materializan en poder,constituyéndose en una estrategia, las tácticas contradicen la esencia de la doctrina que se construye con esos principios. Eso sucede con lo político, lo económico, o lo religioso. De eso modo todo se justifica, aplicando la inmoralidad de que el fin justifica los medios; por ello, asesinatos, traiciones, ocultamientos de hechos injustos se maquillan o mueren en ele silencio y los comitentes continúan la danza. El final: el poder, el dominio, el sometimiento de voluntades.

  • Mandeville dice:

    Las iglesias protestantes y el nacismo: “Para un alemán, la Iglesia es la comunidad de los creyentes que están obligados a luchar por una Alemania cristiana… El Estado de Adolfo Hitler apela a al Iglesia: la Iglesia debe responder a la llamada».
    (Resolución de la primera Conferencia Nacional del Movimiento de la Fe [protestante] 3/4/1933)

    “Hitler, el redentor de la historia de los alemanes… la ventana a través de la cual la luz se proyecta sobre la historia del cristianismo».
    (Del manifiesto de los Cristianos Alemanes de Turingia [Iglesia evangélica]).

    “La esvástica en nuestros pechos, la cruz en nuestros corazones».
    (Lema de los Deutschen Christen o cristianos alemanes protestantes).

    “Hitler y los nazis son regalo de Dios».
    (Del discurso de aceptación del título de obispo del Reich, recibido por el pastor Ludwig Muller de manos del propio Führer. Durante la misma ceremonia, el pastor Leutheuser cantó: “Cristo ha venido a nosotros a través de Adolfo Hitler… Hoy sabemos que el Salvador ha llegado… Tenemos una sola tarea, ser alemán, no ser cristiano»)

    “La Iglesia evangélica alemana se compromete a afirmar unánimente su lealtad incondicional al Tercer Reich y a su jefe. Condenamos en los términos más enérgicos la intriga o la crítica contra el Estado, el pueblo o el movimiento [nazi], formas destinadas a amenazar al Tercer Reich. Sobre todo deploramos las actividades de la prensa extranjera que intenta falsamente representar las discusiones en el seno de la Iglesia como un conflicto contra el Estado».
    (Comunicado de 12 jefes evangélicos tras haber sido recibidos oficialmente por Hitler en enero de 1934)

    La Iglesia Católica ya en 1927 «Mit Brennender Sorge»

    Las opiniones religiosas de Hitler: El historiador Robert Soucy afirmó que Hitler creía personalmente que las creencias judeocristianas y las ideas nazis eran incompatibles, y estaba dispuesto a reemplazar al cristianismo con una «forma racista de paganismo de guerra». Asimismo, el biógrafo de Hitler, Alan Bullock, confirmó que, aunque su madre quiso criarlo como católico, Hitler se volvió un materialista que en realidad veía al cristianismo como una religión «apta para los esclavos», y en contra de la ley natural de la supervivencia del más apto.39

    Según Max Domarus, hacia 1937, Hitler había descartado totalmente la creencia en la concepción judeo-cristiana de Dios, pero continuó usando la palabra «dios» en su discursos. De forma similar, Alan Bullock escribió que a pesar de que inicialmente Hitler empleó con frecuencia el lenguaje de «divina providencia» en defensa de su propio mito, en última instancia, compartió con el dictador soviético Joseph Stalin, un punto de vista materialista «, basada en la certeza de los racionalistas del siglo XIX de que el progreso de la ciencia destruiría todos los mitos y ya había probado que la doctrina cristiana era absurda.» Por su parte, el biógrafo Joseph Howard, reafirma igualmente que Hitler menospreciaba la religión, y al igual que Marx, la consideraba un «opio de las masas».40 41

    Otros autores afirman que desde joven, Hitler fue particularmente influido mucho por las ideas antirreligosas de su compatriota Friedrich Nietzsche.42 Hitler llegó a usar frecuentemente el término de «Übermensch» («superhombre») para referirse a la llamada «raza aria»

Sus comentarios siempre son bienvenidos. Porque todos creamos "Un surco en la sombra" y nos nutrimos de vuestras opiniones

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