
Antes de la información, aprovechamos la ocasión para presentaros nuestro libro, el cual nos ha costado mucho tiempo de recopilación, trabajo e investigación, donde creemos que una vez termine de leer será usted consciente de la manipulación a la que ha sido expuesto el «Nuevo Testamento» por la religión Católica, y cómo ha eliminado y modificado radicalmente partes de este pues rompe con sus dogmas que nada tienen que ver con las verdaderas enseñanzas de Jesús.
¿Nació Jesús el 25 de diciembre?¿Fue Nazaret el lugar donde lo hizo?¿Era José su Padre realmente?¿Pudo ser su origen de otro mundo?¿Era un hombre normal y para nada divino?¿Tenía hermanos, mujer e hijos?¿Donde está sus descendencia?¿Lo apodaron el «niño asesino» cuando era pequeño?¿Es la religión católica una invención del emperador Constantino?¿Es Jesús una invención para manipular al pueblo?
El equipo de «Un Surco En La Sombra» responde a estas y muchas más incógnitas en un largo estudio que recopila teorías realmente diferentes a todo lo que se ha dicho públicamente de la vida de Jesús a lo largo de la historia. Nos sentimos orgullosos del trabajo realizado y poder dar la oportunidad de ver la otra cara de la moneda.
Después de la gran acogida que ha tenido, (Solo se ha podido vender formato físico en España) hemos decidido venderlo en formato digital a nivel mundial para que todo el mundo pueda disfrutarlo y hemos reducido el precio un 75% por lo que lo puede obtener ahora mismo en un click por $3.99 (3.60€)
Una vez dicho esto le damos las gracias por su tiempo y le mostramos la información que buscaba. Estamos seguros que será de su agrado y le hará que pensar
Es ampliamente conocido cómo eran las condiciones insalubres de las personas que vivían en la Edad Media. Pero pocos que se imaginan algunos problemas higiénicos que ocultaban los vestidos de fantasía rococó y de las heroínas románticas de principios del siglo XIX…
Dichas bellezas etereas no tenían mucha idea acerca de los muchos beneficios de la civilización, que a nosotros nos son familiares. Es difícil imaginar las dificultades que tenían en la vida cotidiana relacionadas con la higiene y la salud… ¡Lo que hace unos 150-200 años se hacía para hacer frente al olor del sudor era muy complicado, y el lavado regular de los lugares íntimos se consideró causa de infertilidad!
¿Sumergirse en un poco de agua caliente? Las mujeres del siglo pasado no soñaban con placer con este momento… ¡Muchas de ellas por nada de el mundo hubieran aceptado tomar un baño!
Los europeos creían que el agua penetraba en los poros produciendo infecciones, debilitando el cuerpo y produciendo tisis
Se creía que además, el lavado frecuente podía producir incluso heridas.
Literalmente los médicos tenían que convencer a sus pacientes de bañarse. Por ejemplo, Friedrich Biltz a finales del siglo XIX exhorta a los alemanes en su libro “Nueva cura natural”:
“Hay personas que, en verdad no se atreven a nadar en un río o a bañarse, ya que desde la infancia, nunca han entrado al agua. Este temor es infundado. Después del quinto o sexo caño uno puede acostumbrarse a él».
Немного antes incluso los monarcas se bañaban sólo un par de veces en la vida: así como en el siglo XV. Se está al tanto de que Isabella se bañó sólo dos veces: en su nacimiento y antes de su boda. Luis XIV se vio obligado a bañarse por los médicos, pero lo aterrorizó tanto que prometió no volver a hacerlo nunca…
Hasta el siglo XVIII, sólo se enjuagan las manos y la zona de la boca. Lavarse la cara regularmente era algo que no aconsejaban los médicos ya que se creía que producía inflamación y pérdida de visión.
En el siglo XIX la gente se bañaba sólo si estaba enferma y sólo si así lo recetaba el médico. Caliente o frío, con la adición de sales… Y así se lavaban la cara con una toalla mojada.
Pero las infusiones de hierbas aromáticas eran populares, agua de rosas, almohadillas con hierbas secas en la ropa…
¡Los perfumes, por cierto, en la época de Luis XIV incluso eran prescritos por decreto real! Sin ellos aparecer en el tribunal no estaba permitido – de alguna forma había que ahogar los “sabores” de los aristocrátas que no se bañaban…
Y hasta mediados del siglo XIX, cuando finalmente se estableció el rol de las bacterias y la suciedad en el desarrollo de las enfermedades, el baño regular fue tomado de forma masiva.
Sin embargo, a la mujer de antes del comienzo del siglo XX no se le recomendaba el lavado de las zonas íntimas, pues supuestamente esto las hacía estériles.
¡Peor que el lavado sólo podían serlo los libros! Los médicos argumentaban que la lectura era particularmente peligrosa, así como, Dios no lo quiera, cualquier otra actividad mental. Para las mujeres en sus días críticos se tomaba como algo muy peligroso para su salud alguna sobretensión moral…
Por cierto, los mismos perfumes escondían el olor corporal acumulado en todas las capas de ropa, vestidos encorsetados y telas múltiples sobre el cuerpo humano, pero no lo eliminaban por completo.
Sólo hasta 1888 finalmente se les ocurrió una manera de luchar contra el olor del sudor y fue lanzado por primera vez el desodorante. Sin embargo, sería ineficaz para nosotros. El antitranspirante, que redice la sudoración, fue inventado sólo hasta 1903.
Los peinados de moda del siglo XVII eran muy complicados: el pelo era apilado por un peluquero profesional durante varias horas. Para hacer alarde suficiente de tal belleza, como si de una Torre de Babel se tratara, se instalaban unos soportes especiales para los peinados. Naturalmente, estos no se desmontaban durante semanas o meses.
Bueno, no es de extrañar que estas obras se convirtieran en un hervidero de bichos, si no en nidos de ratones. En la edad media en España se frotaba el cabello con ajo para luchar contra los piojos. Una hija de uno de los reyes de Francia incluso murió a causa de sus propios piojos.
Y con el fin de rascarse la cabeza, una gran dama tenía una varita especial… Y si había que lavarlo, tenían un jabon especial para el cabello. ¡Cómo si eso pudiera solucionar el monumental problema!
Se utilizaban diferentes remedios caseros: ceniza, mostaza y así sucesivamente. El shampoo, que permitió lavar de verdad el cabello y hacerlo brillante y elástico, fue inventado sólo al final del siglo XIX.
Los chalecos de seda, dicho sea de paso, aparecieron precisamente a causa de que su tejido resbaladizo no permitía aferrarse a los piojos y pulgas. Esta ropa femenina ayudó a las damas ricas a protegerse de estos chupadores de sangre.
Hasta la década de 1920 las mujeres especialmente notables aparecían en público sólo en una ropa cerrada. Por lo tanto, el pelo del cuerpo ni siquiera lo tocaban.
El jabón para fomentar la belleza femenina en el siglo XIX era producido en suficiente y en diferentes variedades…
Naturalmente no había productos de higiene desechables preparados para los días críticos de la mujer. Las mujeres tenían que usar un pedazo de tela o fieltro especial. Los que no eran ricos tenían que improvisar pedazos de tela, lavarlos y secarlos.
Tampoco había papel higiénico habitual en Europa… ¡Y eso que según las crónicas, en China comenzó a producirse en el siglo VI! Y ya en 1391 para el emperador y su corte, según las crónicas, fueron producidas especialmente alrededor de 750 000 hojas para higiene. El europeo que se sorprendió por primera vez al conocer el papel higiénico en 1857 fue un hombre de negocios de Alemania. Y los modernos y suave rollos se comenzaron a producir solamente en el año 1890 en los Estados Unidos. Hasta entonces, como papel higiénico se usaban los medios al alcance, principalmente periódico…
¡En efecto, ser bella en aquellos días no era fácil!
Tenemos que seguir unas normas para poder publicar en redes sociales y llegue a la gente. Nosotros lo sentimos más que nadie amigo..pero así son las cosas y no podemos hacer nada. Un fuerte abrazo y gracias por seguirnos
La pagina esta estupenda y me encanta, .. pero porque tapas los pezones??? no crees que la censura acabo ya hace muchos años??? estas monscabando en cuadro con eso que haces….
Los nativos colombianos se hacían en fila en el río desnudos para bañarse al amanecer todos los días, cuando llegaron los españoles prohibieron esta práctica para ellos pecaminosa. Así que no lo volvieron a hacer.