JULIO VERNE también PROFETIZÓ una INCREÍBLE OLEADA OVNI en el S XIX antes de MORIR

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  • 13 junio, 2018

Aquella mañana, de abril de 1897, Julio Verne se había levantado temprano. Una extraña sensación le rondaba la cabeza desde hacia varios días. Rompió su rutina habitual de trabajo, y decidió leer la prensa mientras observaba el gentío a través de la ventana de su despacho. Al pasar las primeras paginas de Le Figaro, no pudo evitar murmurar en voz baja. Allí entre noticias políticas y las notas diarias sobre la creciente tensión internacional entre Estados Unidos Unídos y España, por el contencioso de la Isla de Cuba, apareció un reportaje que atrajo poderosamente su atención. Contuvo la respiración. La crónica hablaba de unos extraños sucesos que venían acaeciendo al otro lado del Atlántico y que tenía desconcertada a toda la población. Desde hacía meses unas enigmáticas aeronaves sobrevolaban el Nuevo Continente, desplegando una tecnología desconocida hasta la fecha. Alguien parecía haber descubierto el secreto de la aviación…
Verne sonrió en silencio mientras dirigía su mirada al cielo despejado. El genial escritor galo guardaba , desde hacía mas de diez años, un secreto que, poco a poco, se estaba desvelando…
Pero sera mejor que vayamos por partes y veamos que estaba sucediendo en los Estados Unidos y que sabía de todo ello nuestro singular protagonista.

LA OLEADA «IMPOSIBLE»
La misteriosa oleada de la que tanto hablaban los periódicos norteamericanos, y que recogían hasta los noticiarios europeos, comenzó en noviembre de 1896, con el multitudinario avistamiento de una enorme aeronave en forma de puro sobre la ciudad de Sacramento (California), que pudo ser contemplada, con gran asombro, por casi toda la población. Días después desde diferentes estados se reportaron noticias similares que hablaban, sin lugar a dudas, de unas estrafalarias e imponentes naves aéreas que estaban surcando los cielos impunemente. Los cronistas de la época, describían a estos artefactos voladores, como parecidos a enormes dirigibles, con cabina en su parte inferior y armados de potentes «reflectores» con los que gustaban asustar a los desprevenidos testigos.
Investigadores contemporáneos como Robert G. Neely Jr., Donald Hanlon o Jacques Vallée, han podido hallar mas de dos millares de noticias de periódicos, comprendidas entre los años 1896-1897, referidas todas ellas, a la aparición de curiosas e imposibles aeronaves aéreas en los Estados Unidos, bautizando a aquellos hechos, como la Oleada Air-Ship.
Hay que tener muy en cuenta, antes de continuar, que nos situamos al final del siglo XIX, y que el primer vuelo efectuado por el hombre lo consiguieron en este caso, los hermanos Wright, el 17 de diciembre de 1903 y el primer dirigible norteamericano que voló con notable éxito, el california Arrow de Thomas Baldwin no voló hasta 1904. Por lo tanto se supone que en 1896-97 ningún aparato humano, excepto eventuales globos, interrumpía el suave vuelo de las aves. Expertos aeronáuticos como Charles Harvard Gibbs-Smith, perteneciente al Museo Victoria y Alberto de Londres, han descartado la posibilidad que tras la Air-Ship se encontrara la mano humana.
Pero sin embargo y fuera de toda lógica cartesiana, durante los dos mencionados años, se produjeron abundantes avistamientos de «dirigibles» que surcaban los cielos a una velocidad estimada entre 5 y 340 Km/hora.
Tal y como afirmaba certeramente el investigador galo Jacques Vallée; «la nave aérea se entregaba a todas las actividades típicas de los OVNIs: se inmovilizaba en el aire, lanzaba «sondas», cambiaba de rumbo bruscamente, o de altitud, yendo a gran velocidad, describía círculos, aterrizaba y despegaba, y barria la campiña con poderosos reflectores».
Pero aquellos artefactos, al contrario que nuestros modernos OVNIs, parecían estar a la vanguardia de la tecnología de finales de siglo. El estudioso sevillano Ignacio Darnaude, en su genial artículo «La misteriosa Oleada de 1896-1897» decía a este respecto: «Numerosas máquinas voladoras de muy variado tamaño, aspecto y características montaron un vasto despliegue histriónico en los cielos de la emergente potencia mundial, mostrando destartaladas alas móviles que batían el aire como las de las aves, velas de lona para captar el viento, hélices propulsoras, norias circulares como las de los navíos fluviales, aerostatos de gas, colas estabilizadoras, timones de dirección, máquinas de vapor, motores eléctricos y de gasolina, reflectores, luces multicolores y otros dispositivos mecánicos simulados, susceptibles de ser atribuidos a la primitiva tecnología punta en boga a finales del novecientos».
Pero lo que pocos sabían, en esos momentos, es que años atrás, un sensacional escritor ya plasmó, veladamente, en un libro estos sorprendentes acontecimientos.
De nuevo nos encontramos con un Julio Verne convertido en magistral visionario…

ROBUR EL CONQUISTADOR
«Lo verdaderamente desconcertante del air-ship de 1897 -escribía el decano de la ufología Antonio Ribera – es su carácter <<victoriano>> y juliovernesco. Quien quiera hacerse una idea de su apariencia, de acuerdo con los relatos de los testigos, puede acudir a dos obras de Julio Verne muy poco conocidas: Robur el conquistador y el Dueño del Mundo». Y es que en estas citadas obras del inmortal escritor galo, se describe minuciosamente una aeronave denominada Albatros que se asemeja extraordinariamente a los «dirigibles» observados en el sudoeste norteamericano. Hay que señalar que los libros de Verne salieron a la luz publica diez años antes de los sucesos de la Air-Ship (1886). ¿Como pudo el novelista francés anticiparse a futuros acontecimientos?, ¿quienes eran los tripulantes de estas «imposibles» maquinas voladoras?, ¿que intenciones tenían?. Intentemos arrojar luz al asunto repasando algunas de las «profecías» que ocultó Verne en el texto de su novela…

En la ciudad de Omaha, capital de estado Nebraska, se sucedieron decenas de avistamientos de la admirable maquina voladora que parecía estar desplazándose, desde su punto inicial, California, hacia el este, causando el furor y la expectativa entre miles de improvisados espectadores. La prensa se limitó a recoger el pulso de la calle, trasladando a todos sus lectores las inquietudes originadas por la súbita aparición nocturna.
Tal y como reflejan las decenas de recortes de prensa recopilados, la ciudad de Omaha, fue un objetivo esencial en las continuas idas y venidas de la aeronaves fantasmas, y así lo plasmaron diversos reporteros.
Uno suceso que tuvo amplia repercusión, fue el reportado el 28 de marzo de 1897, cuando un gran gentío se reunió en la calle para ver una enorme luz que volaba a poca altura. Casi toda la población de Omaha fue testigo de este inexplicable incidente, que fue referido en casi todas las tertulias de la región.
En el libro Robur el Conquistador, Julio Verne inserta la siguiente «precognición»: «los habitantes de Omaha debieron distinguir el extraño aparato (el Albatros) (…) un hecho que los periódicos de la unión iban a comentar». De hecho en este párrafo el escritor galo, cita por un lado la ciudad de Omaha y por otro el seguimiento periodístico del que fue objeto su aeronave, el Albatros, que al igual que el asunto Air-Ship, fueron continuas portadas de periódicos y diários. Julio Verne aclara aún más éste concepto cuando detalla: «Como es de suponer, todos los periódicos hablaron de la cuestión (los avistamientos del Albatros), y la trataron bajo todas sus formas, la aclararon y la oscurecieron, contaron hechos verdaderos o falsos, llenaron de alarma o tranquilizaron a los lectores…»13 de abril de 1897 El periódico Saint Louis Globe-Democratat, publicó que el maquinista de la locomotora 950 del servició de correo, el Sr. F. L. Bullard había observado estupefacto el paso de una de estas naves que se acercó al convoy para rebasarlo con facilidad, aun yendo el tren a todo vapor, y desaparecer en la lejanía. No fue la única vez que un tren de pasajeros observó el fugaz paso de un Air-Ship, que parecía disfrutar adelantando al vehiculo terrestre más rápido de la época.
Leemos ahora en las paginas de Robur una cita esclarecedora: «obedeciendo una orden dada en secreto, el Albatros descendió mas todavía, de suerte que pudiera seguir al convoy que marchaba todo vapor. Al punto lo distinguieron, y algunas cabezas salieron de las portezuelas de los vagones, y después numerosos viajeros se trasladaron a los puentes que unen a los vagones americanos. Algunos no vacilaban en saltar sobre las imperiales a fin de ver mejor esta maquina voladora.»20 de abril de 1897, sobre las 2 de la madrugada en la localidad del Paso (Texas) un aterrorizado testigo declaró haber visto una enorme maquina voladora, en forma de puro con ventanillas circulares iluminadas, que con la ayuda de dos potentes faros iluminaba todo a su paso como si fuera de día. Un caso parecido ocurrió en Okland pero un año antes, donde se denunció la presencia de un objeto provisto de alas que proyectaba un potente haz de luz sobre el suelo. Como vemos, era muy frecuente que la Air-Ship desplegara unos poderosos focos para alumbrar la oscura noche y de paso sorprender a los testigos, que jamas imaginarían que aquella fenomenal luminosidad podría venir de las estrellas. ¿Añadiría Verne este sustancial detalle a su profética novela?.
«Dos faros brillantes se pasearon sobre plazas, los muelles, los jardines, los palacios y sobre las sesenta mil casas de la ciudad, arrojaron rayos de luz del uno al otro horizonte»… detalla el galo en la visita de su dirigible a Paris, pues la tripulación del Albatros, como no podía ser de otra forma, también gustaba de asustar a los testigos con su potente foco..

ENCUENTROS CERCANOS CON LOS TRIPULANTES DE LA AIR-SHIP
En contra de lo que pudiera parecer, fueron decenas las oportunidades en las que los sorprendidos testigos pudieron acercarse a las Air-Ship, y observar tranquilamente a sus tripulantes. La mayoría de las veces los pilotos eran iguales que nosotros, tanto mujeres como hombres, incluso hay varios incidentes en los que se vieron a niños y ancianos en estas aeronaves. ¿Pero llegaron los tripulantes de estas aeronaves a entablar conversaciones con los testigos tal y como ocurre con el Fenómeno OVNI?
Por norma general el testigo se aproximaba a la aeronave posada en tierra y comprobaba que había varias personas a su alrededor. Cuando se acercaba a los tripulantes, estos hablaban un correcto inglés (exceptuando varios casos en los que se advirtió un lenguaje desconocido), y decían ser «inventores» probando sus nuevos prototipos aéreos, por lo que no levantaban demasiadas sospechas. Decían llevar muchos años experimentando con sus artefactos aéreos y muy pronto lo patentarían para grandeza de la Unión. Para justificar su parada en tierra, estos extraños personajes se excusaban de varias ágiles maneras; pidiendo agua, explicando que era una parada para descansar o decían estar «reparando» la aeronave. También muchas de estas situaciones han sido observadas con los ufonautas en la actualidad. ¿»Imitarían» los tripulantes del Air-Ship el texto de Verne?…

12 de abril de 1897, Girard cerca de Green Ridege (Illinois). Un numeroso grupo de mineros vieron aterrizar un objeto desconocido tres kilómetros al norte de Green Ridege y cuatro kilómetros al sur de Girard. El maquinista nocturno del ferrocarril de Chicago y Alton, Paul McCrame, declaró que se acercó tanto al aparato, que vio salir de él a un hombre para reparar la maquinaria. Se encontraron huellas en toda una amplia zona. El objeto era alargado como un barco y tenía techo y un doble dosel. Partió hacia el norte. Robur, el personaje de Verne, también sufre las inclemencias de las averías en su aeronave; «para reparar por lo menos la hélice de proa (…) el personal de Albatros, sabiendo que no había tiempo que perder, puso inmediatamente manos a la obra».En una ocasión, el 22 de abril de 1897, tras el aterrizaje de unos de estos artefactos en Rockland, un ocupante de nombre «Smith» le dijo al sorprendido testigo: «necesito algo de aceite lubricante y un par de cortafríos si me los puede conseguir, y algo de sulfato de cobre. Supongo que en el molino cercano tendrá los dos primeros artículos y el operador de telégrafo tendrá el sulfato de cobre. Aquí tiene un billete de diez dólares; cójalo y cómprenos estos artículos y guárdese el cambio por las molestias». John M. Barkclay, que así se llamaba nuestro competente protagonista, le preguntó a «Mr. Smith» de donde procedían y obtuvo esta esquiva frase como respuesta; «de todas partes, pero estaremos en Grecia pasado mañana». El testigo fue avisado por su perro que ladraba furioso en el exterior de la casa ante la presencia del Air-Ship.
De todos es sabido que en multitud de ocasiones los animales, y sobre todo los perros parecen predecir la llegada de los OVNIs, pues bien con la Air-Ship, como hemos visto ocurría un tanto de lo mismo, pero es que Julio Verne también añadía este esclarecedor dato; «¡Singular instinto!. Estos seres (los perros) sentían la maquina voladora (el Albatros) pasar por encima de ellos y lanzaban gritos de espanto ante su proximidad».

14 de abril de 1897, Cleveland (Ohio), Joseph Singler, capitán del Sea Wing, estaba pescando con S. H. Davis, de Detroit, cuando vieron en el lago lo que les pareció que era un barco de unos 13 metros de largo, con un dosel. Un hombre de unos 25 años, con chaqueta de cazador y gorra, estaba pescando desde el puente del objeto. A su lado se veían una mujer y un niño de unos 10 años. Cuando el Sea Wing se acercó mas al aparato, un enorme globo de colores se elevó del objeto, que a su vez remontó el vuelo con él hasta una altura de unos 150 metros y describió varios círculos <<como un halcón>> antes de alejarse. En la novela se describía el siguiente episodio; «El personal del Albatros, imaginando la diversión que podría proporcionar la pesca a la vida ordinaria del aparato no podían ocultar su satisfacción(…) Una hora de pesca bastó para llenar de provisiones la aeronave, que volvió hacia el norte».6 de mayo de 1897, Dos agentes de la ley, llamados Sumpter y McLenore, iban a caballo al noroeste de Hot Springs (Arkansas) cuando vieron una luz brillante en el cielo. Cosa de 7 Km mas adelante volvieron a ver la luz, que esta vez descendía hacia tierra. Un Km mas adelante, los caballos se negaron a avanzar. Vieron a dos hombres provistos de lámparas. Los testigos empuñaron sus rifles, llamaron a los desconocidos y estos le dijeron que viajaban por el país en un aparato volador. En el claro se distinguía la silueta de la maquina, de unos 20 metros de largo. Junto a ella estaba una mujer con un paraguas. Llovía, y el mas joven de los dos hombres se dedicaba a llenar de agua un enorme odre. El mayor llevaba barba e invitó a los agentes a darse una vuelta en su nave, hasta «un lugar donde no llueve». Los testigos volvieron a pasar por el mismo sitio 40 minutos después y no vieron nada. Retomemos por enésima vez a Verne para comprobar sus aciertos. Los tripulantes del Albatros;»habían descendido a 10 metros del río, donde quedó estacionado. Entonces merced a un tubo de goma que sacaron fuera de la aeronave (…) Se ocuparon en aprovisionarse de agua».

A MODO DE CONCLUSIÓN
Tras los meses de noviembre y diciembre de 1896 y marzo, abril y mayo de 1897, nunca mas se supo hasta la fecha de la extraña aeronave y sus insólitos inventores, dando paso a uno de los primeros enigmas relacionados con nuestros coetáneos platillos volantes.
Pero lo más inquietante de toda ésta cuestión, o por lo menos la mas elogiable, es la brillantez de Julio Verne para bosquejar entre lineas, casi a la perfección, lo que años mas tarde sucedería en los Estados Unidos. De nuevo queda de manifiesto que el novelista francés fue un hombre adelantado para su época o un perfecto clarividente. Muchos de los lugares descritos en la obra de Verne como escenario de los vuelos de su Albatros son los mismos que década después fueron sobrevolados por la Air-Ship, de hecho, casualmente el último punto de la geografía norteamericana visitado por Robur, es precisamente Sacramento (California), punto de arranque de la oleada Air-Ship. Recordar que la novela salió a la luz publica en el mes de noviembre de 1886, comenzando los masivos avistamientos en noviembre de 1896. Mas exactitud no se puede pedir.
Lo que no deja de maravillarnos, ajenos al manuscrito de Verne, es la complejidad del Fenómeno OVNI que parece escudarse en mil y un disfraz para evitar a conciencia cualquier tipo de estudio al que queramos someterlo. Como dijo certeramente el investigador Jean Robin «Cada una de las manifestaciones de Fenómenos OVNIs -las aeronaves de Estados Unidos en los años 90 del S. XIX, los «aviones misteriosos» de Escandinavia en los años 30, los cohetes suecos de 1946, los OVNIs de la actual era espacial- se han adelantado un paso a los avances técnicos de su época. El núcleo del problema es la proyección de un sistema de creencias falso, un poco más allá de las creencias existentes». Vallée añade que: «podría decirse que, si estamos tratando con un tipo superior de conciencia, ésta nos está enredando en ciertos juegos (…) estamos en presencia de una forma de conciencia realmente notable, que tiene un gran sentido del absurdo y del humor». ..

Fuente: http://jverne.net/los-ovnis-de-julio-verne/

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